El rencor es veneno del diablo. El perdón, con amor y oración, es el remedio de Dios contra todo mal.
Perdona amando, para que te llene Jesucristo, y no haya en ti lugar para el demonio. (Efesios 4: 26, 27).
Perdonar es de santos y sabios amigos de Jesucristo. Quien no tiene la capacidad de perdonar con amor, no debe engañarse pensando que califica para ser amigo del Señor.
Lucha por superar el rencor hacia los demás. Ama a todos, ora por el bien de los demás. No te dejes afectar por el mal de nadie.
Renuncia a tu ego, y reconoce al Señor en todos tus caminos. Jesús dijo: “Sed misericordiosos como vuestro Padre que está en los cielos es misericordioso” (Lucas 6: 36).
Amar a los demás, perdonar a todos y orar unos por otros es ser misericordiosos. Amar no es ni mucho menos comerte a besos con quien te gusta, ni tener pasión por este o el otro.
Amar es poner la vida por todos, compartirles por amor abnegado el evangelio de la salvación de nuestro Señor Jesucristo, y ayudarles en la medida que necesiten de ti puedas. R.
